Gil no sabe cómo ni por qué, pero un Mukusulaba ha aparecido en su ventana. Traía un cartel, pero no daba muchos datos sobre el animal, solamente, uno realmente importante, era el único ejemplar de Mukusulabas que quedaba.
El chico no tenía idea de lo que comía éste, y ya estaba agotado de intentar, e intentar, para que el animalito comiera algo, porque como cualquier ser vivo si no comía, moriría.
Luego de unos días, ya desesperado por no saber qué darle al Mukusulaba, Gil descubrió el alimento del animal. Al principio él creía que sería muy fácil conseguir este alimento, pero con el tiempo se fue dando cuenta, de que la situación empezaba a complicarse demasiado...
Será un desafío, muy grande, y una responsabilidad también, pero nuestro amigo hará lo imposible para quedarse con su querido Mukusulaba, y así tener compañía
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